thanatos_bride: (Bob)
[personal profile] thanatos_bride

Título: Entendimiento
Reto: Tabla básica. 28. Música.
Fandom: Loveless
Personajes/Pareja: Yamato/Kouya, LIGERO Yuiko/Yamato.       
Rating: PG-13
Resumen: Yamato trata de no pensar en Kouya y sale a divertirse. 
Advertencia: De nuevo fallé en la ambientación, gracias.
Fragmento: .-¿Esos senos tienen nombre?
La camarera siguió la dirección de sus ojos. Sonrió y sacudió la cabeza.
-¡Todo un primor! Además de que vino sola, creo que la plantaron.-Rió con un dejo de perversidad.-Y todavía tiene sus orejas.


Yamato se ahorró de suspirar. No estaba cansada, la noche era joven y quedarse en su nuevo apartamento lejos de Kouya, no era para nada atrayente.
-Pagaré todos tus gastos, mocosa, siempre que le dejes en paz. ¡No debe saber de ti o no podrá concentrarse con su nueva compañera! Es por su propio bien.
Las palabras de la que un día fuera su Maestra (y que ahora no fuese más que un enorme obstáculo entre el amor de su vida y la soledad abismal que le inundaba) resonaban en su cabeza, tan molestas, intensamente denigrantes como de costumbre.
Apagó el ordenador en el que sonaba “Stars” de Tatu, secándose una lágrima (ya no eran como ellas, en absoluto), se puso un abrigo, echó llave a la puerta de su cuarto de hotel barato. Estaba a diez calles de un bar de ambiente y ese era el principal motivo por el que eligiera la ubicación (por lo demás bastante incómoda y que no le hacía juicio a la cantidad de ceros que traspasaba su Maestra a una cuenta de ahorro con su nombre falso). No necesitaba tomar el autobús, le gustaba sentir el aire frío contra las mejillas y recordar tiempos mejores mientras contemplaba el paisaje de la ciudad en ebullición sobre el fuego de la noche recién abierta. A diferencia de Kouya, que padecía de asma y era tajantemente antisocial, salvo en reservadas ocasiones cuando sus compañeras de Instituto insistían para que saliera, Yamato se consideraba una amante del medio ambiente, filántropa y salidora por excelencia, desde cumplir poco más que trece años. A los quince conoció (y formó) Cero, por lo que decidió que no desearía más que en apariencias lo que su otra mitad quisiera. Si quedarse en casa armando rompecabezas, con la cabeza reposada en un sofá satisfacía por entero a esa muchacha pálida, de cabello y ojos oscuros, entonces Yamato no podía pedir nada más. Sábados pasados al domingo entre edredones y canciones en inglés eran buenos sustitutos a la borrachera promiscua que le precedía a su secuestro. 
Fingía pasear, mientras que la sed despertaba en su garganta y hacía un recuento mental de los tragos que servían en aquel bar, para poder darle una sonrisa sexy (harto ensayada) a la chica de la barra al pronunciar su pedido. El antro parecía una boca de lobo abierta en un costado de la calle, más oscuro que cualquier otro de los locales cerrados, a pesar de que unas luces de neón rosado y azul titilaban bien al fondo, en la pista de baile.
-Bounanotte, Nakano-san!-Le saludó la camarera con un beso en la mejilla. Su japonés era rústico aún, una extranjera que no lucía caucásica, a menos que intentara comunicarse y siempre tenía un diccionario en uno de los grandes bolsillos de su uniforme azul.-¿Qué vas a pedir hoy?
-El whisky escocés barato de casi siempre, bellezza.-Se acomodó en una silla junto a una mesa vacía, para sólo una persona y tironeó de los pétalos de las flores de plástico rojo que había en el centro de un florero rosado, sin agua en su interior. De repente se le cortó el aliento y le hizo señas a la jovencita para que se inclinara, en confidencia.-¿Esos senos tienen nombre?
La camarera siguió la dirección de sus ojos. Sonrió y sacudió la cabeza.
-¡Todo un primor! Además de que vino sola, creo que la plantaron.-Rió con un dejo de perversidad.-Y todavía tiene sus orejas.
Todo menos el nombre. Yamato se bebió un sorbo de su copa, que acababan de servirle sin hielo. Sabía que eso le teñiría las mejillas de un rojo furioso, pero haría su labia fluir con más facilidad,así que no le importó demasiado. Quería tener al menos una aventura que presumirle a Kouya, la próxima vez que accediera a que se vieran a escondidas en algún bar oscuro, lejos de la probable vigilancia de su Maestra. Una mordida causa de un juego pasional en el cuello sería lo ideal, a pesar que la presa que le cautivaba no parecía precisamente activa. Demasiado inocente.
Lo primero que la chica sentada en la barra notó de Yamato, no fueron sus aterciopelados ojos grises, entrecerrados, seductores. Más bien, que llevaba un trago en la mano izquierda, algo que deseaba probar. Se limpió una lágrima y dejó a un lado su celular, ahora cerrado. Probablemente esperaba una llamada, todavía, muy en el fondo.
-¡Yuiko quiere uno así!-Señaló el whisky, volviéndose a un muchacho de la barra, que le sonrió, un poco incrédulo.
Yamato sabía que la camarera murmuraba con otros empleados y le miraba por encima del hombro, divertida, perdido el interés en ella.
-¿De veras? Yo invito.-Se apresuró a pagar antes de que esa colegiala (sin lugar a dudas lo era, sólo le faltaba el uniforme, que era sustituido por unos tejanos muy amplios y una blusa de mangas acampanadas, estampada con flores) llevara a grito la determinación de sus mejillas repentinamente encendidas y sus ojos bajos, que le evitaban con cierto temor.
Yamato se sintió bien consigo misma. Supo que esa chica acababa de notar que no tenía orejas. Exhibía eso con orgullo, no se reprimía como Kouya. Sí, he hecho el amor y me ha gustado. Es probable que vuelva a hacerlo, ¿qué hay de malo en eso? Ante semejantes afirmaciones implícitas, su amante se ponía roja y se escondía en las sábanas.
La colegiala se pasó la mano por el cabello, que parecía tener vida propia, tomó un mechón y se lo mordió.
-Yuiko no debe aceptar favores de extraños.-Pero la camarera ya le había servido el trago. Sus ojos se encendieron al contemplar la bebida ambarina. ¿Sería su primer experimentación con alcohol?
Le tendió la mano y señaló con un cabeceo la pista de baile. La música pedía que salieran a destrozar la noche con movimientos exóticos. ¡Y quién sabe! El ambiente plagado de luces de neón y humo coloreado, podía atontar a la mujer más heterosexual de ésta Tierra.
La chica-que hablaba en tercera persona, temblaba y se auto denominaba “Yuiko”-dudó un momento, antes de aceptar su ofrecimiento silencioso. Hablaron sobre los artistas que acostumbraban escuchar y los espectáculos a los cuales solían acudir una vez terminada la ardua jornada de estudios. Bailaron lado a lado durante horas que pasaron de un tirón, haciendo contacto corporal en más de una ocasión. Un muchacho no pudo haber sido más atrevido al arrastrarla por la discoteca.
El mundo se comprimió hasta reducirse a ellas dos. Los hielos –agregados por cortesía en un caso- en las bebidas se deshacían adentro de los vasos, cuando Yamato comprendió que sería un desperdicio de dinero no ir a consumirlas. Le guió con un movimiento de ojos que obtuvo por asentimiento una mirada esquiva, por encima de un sonrojo. Hasta ese momento su actitud oscilaba entre la atracción y el rechazo. Sin los insistentes movimientos en busca de afecto que Yamato realizaba, sonriéndole embelesada, pasando los brazos encima de sus hombros y susurrándole cada tanto palabras dulces al oído, la noche hubiese muerto para las dos.
La colegiala era cálida. Eso era lo único que necesitaba para seguir a su lado. Una persona distante, pero receptiva, en un ángulo similar al de Kouya.
-Pero,¿sabes?-Murmuraría contra la piel de su novia, meses más tarde, cuando la huída fuese consumada finalmente y no tuvieran que preocuparse por nada más que encontrar pronto un método que les permitiera ganarse la vida, de preferencia sin prostituirse.-Ni bien traté de tomarle las manos, me abofeteó.-Se echó a reír y le besó el pecho a su orgullosa mujercita, que le escuchaba con los ojos cerrados tras las gafas y una mueca que sería agria, de no ser por las solícitas demostraciones de afecto que le profesara toda la noche desde su llegada.-¿Ya ves que no estoy destinada a amar a nadie que no seas tú?

Título: Memoria
Reto: Tabla inspirada. 10. Emilie Autumn/Save you (¿Terminada ya? Great.)
Fandom: Le portrait de petite Cossette
Personajes/Pareja: Marchello Orlando/Cossette d'Auvergne, menciones de Sauterice.        
Rating: T.
Resumen: Marchello está obsesionado con su prometida, en una forma nada sana.
Nota: Creo que he fallado a la hora de escribir, teniendo en cuenta que el chara tiene alrededor de quinientos años de fenecido. Para variar.
Fragmento: Mañana mismo partiré hacia la ciudad, con tu Sauterice en mi canasta.Le cuidaré como si fuese el hijo que jamás tendremos.

 

Behind the curtain waits a darker world
If I can't make you leave
How can I save you from me?
Save you/Emilie Autumn.

Estoy transpirando como nunca.En el espejo que el anciano Aramond Gavarie prometió como parte de tu dote, cuando tus senos se formaran como pesadas gotas de grasa sobre tu pecho y estuvieras en edad de contraer matrimonio conmigo, la sangre de su garganta comienza a coagularse. No puedes gritar aún. A penas y te has quitado la capucha de tu capa negra, dejando que tus cabellos del color del trigo maduro en mis sueños de julio, se caigan sobre tus hombros. Quieres saber cómo he podido. Qué voy a hacerte ahora, que limpio la hoja de mi espada preferida, la que nunca imaginaste que usaría para trozar tu carne, que he de comer cruda más tarde. No quiero que te preocupes. La he afilado bien, especialmente para el día de hoy. No tendrá problemas para cortar otro cuerpo. En especial el tuyo, tan pequeño. Me acusas de pecar en contra de tu Dios (del que descreo por completo), de introducirme en tu casa diciendo mentiras acerca de mi origen, abusando de vuestra preciosa hospitalidad para conmigo, un simple bohemio que escapó de la ciudad y pidió alojo en tu castillo alquilado indefinidamente, cuando a penas eras una nínfula de dos años de edad, que no podía pararse sola. Antes de que comenzaras a arruinarte, haciendo crecer tu magnífico capullo en busca de degenerarlo en corrupción. Pero no te preocupes, Cossette. Te liberaré de eso. Soy tu salvador. El príncipe al rescate por el que rogaste a tus padres para que fuese parte de tu familia, embelesada como estabas en tu niñez con mis dibujos. Nuestras almas se amaban, aunque no pudiera nuestra carne joven corresponder a sus impulsos. Aún te amo, por eso hago todo esto. Quiero que perdures, así de perfecta en la eternidad. No basta con pintarte, eso es insuficiente. El original debe perdurar como es ahora.
Me pides que te olvide. Que te perdone la vida que ya no te pertenece, porque se las has cedido a cada una de mis obras. No puedo hacer tal cosa, sin venir a menos mi trabajo. ¡Es mi orgullo! Trata de entender, lo hago por tu bien.Todo lo haré solo. Nadie sabrá de ésto.Hay una guerra que está por estallar. Mañana mismo partiré hacia la ciudad, con tu Sauterice en mi canasta.Le cuidaré como si fuese el hijo que jamás tendremos.
¡Si tú supieras las noches que pasé en vela pensando en cuánto me dolería ver tu cadera ensancharse para dar lugar a mi infame progenie, al niño que algún día me superaría en maniobras creativas o seguiría su camino como intelectual retirado en algún castillo a sufrir incomprensión! Ahora no tendremos que preocuparnos más. Yo me he preocupado ya bastante por ti.
No puedes hacer de cuenta que no deseas lo mismo, mi pequeña crisálida. Abres la boca en una mueca de espanto, pero por dentro tu corazón sonríe. ¡Está a punto de ser abierto para dejar escapar a la verdadera tú, que posará eternamente en los lienzos que pinté! Me significas más que todo éste castillo en decadencia, disimulado con los cuidados de tu efímera madre, una versión arruinada de lo que serás si te lo permito. No creas que no te amo con cada partícula de mi ser. Así evitaré que te aburras de vivir en la caída de nuestra villa, deformando tu cuerpo entre libros y té dulce. Durante años y años, encerrada por tus nobles padres, esperando al esposo indicado. ¿No ha sido lo mejor que te librara del infame destino?
Siempre he sabido, desde que te observaba dormir en mi regazo durante horas diurnas, en el Paseo frente al Lago, que serías mi perdición, Cossette. Alguien como tú debió saberlo desde el principio. ¡Revoloteabas a mi alrededor para seducirme y hacer que cayera en la locura! ¡Admítelo! Siempre supiste que eras especial, que yo te elegiría para sobrevivirme en mis lienzos. Que me enamoraría de ti, como sólo el artista puede amar el arte que se desvive en crear. Que algún día, feas muchachas en vestidos ordinarios admirarían tu soberbia figura, trasladada a la eternidad por mi mano.
Todas ellas sabrán tu nombre…mezclaré el hermoso tono bermellón que ha fluído de tu garganta y ensuciado tu pecho y mentón, con un toque de azul ultramar. Así podré firmar una dedicatoria en mi más hermoso cuadro. ¡A tu memoria, mi pequeña Cossette, ahora eternamente encerrada en mi obra para que los espectadores admiren la belleza que me enamoró!

January 2016

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